27 de octubre de 2010

Corazones de Membrillo

Membrillos, Claudio Bravo


Nada comprendí aquella tarde de otoño.

Del árbol recogiste la luz con tus manos y me ofreciste una cesta llena de soles.

Nada comprendí entonces de tan luminosa declaración.

Tampoco entendiste tú, cuando a la boca llevabas la frutal lujuria elaborada a fuego lento por mis manos, que masticabas mi dulce desconsuelo.





18 comentarios:

Fina dijo...

T'ha quedat rodó, si m'ho permets dir d'aquesta manera.

Salutacions cordials.

Tot Barcelona dijo...

Perfecto ¡

ybris dijo...

¡Qué preciosidad, amiga!
Y con ese piano de fondo...
Da gusto a veces masticar ciertos dulces desconsuelos.

Bicos.

alicia dijo...

Esta entrada casi se puede saborear, la boca colmada de ese "desconsuelo dulce". Y qué hermosos siempre los membrillos, será por ese alma entre la carne y el vegetal?
Besos de sol

mateosantamarta dijo...

Un texto excelente, Shandy; de dimensión poética, diría yo, y con ese tono melancólico...
También la música me gusta. La pintura hiperrealista me abruma mucho: me hace sentirme torpe: es como cuando, queriendo ser poeta, lees un soneto perfecto de un poeta clásico.
Besos.

El peletero dijo...

De niño recuerdo el membrillo que mi madre me compraba, y lo bueno que estaba.

Y de adulto el sol que intentó pintar Antonio López al lado de Víctor Erice con la ayuda de un membrillo.

Fue una tarea ardua y fracasada, el sol no se dejaba atrapar por aquel frutal. Al árbol le importaba un pimiento, no ya el sol, y sí el pintor y el cineasta, iba a lo suyo, sus frutos maduraban, cambiaban de color y cada día pesaban más, llenos de agua caían, ni el pincel ni el fotograma lograban nunca cazarlo porque las ramas se curvaban y el sol seguía impertérrito saliendo cada día por el mismo lugar a la misma hora, como si el tiempo no pasara.

Yo no sé si el tiempo pasa, pero un pedazo de él, junto con otro de sol y una pintura a medio terminar, quedó guardado en un arcón.

Saludos.

NoSurrender dijo...

quizás nunca nos damos cuenta de nada, más ciegos a la luz que a las tinieblas. Me quedo pensando en todo esto...

besos.

virgi dijo...

¿Has probado a jugar con un membrillo entre las olas? Mordiéndolo y tirándolo. Dejar que flote, sorprendérlo y volverlo a morder...delicioso.

Besos

Tempero dijo...

El olor, Shandy, el gemir del distinguido olor del membrillo.
Masticar siempre será la parte más sabia de la digestión.

Pepe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alfredo J Ramos dijo...

Los membrillos son algo así como el corazón del olor de la infancia, la avenida central de la vía olorosa. Incluso arrugados, como la vida nos va haciendo a todos, tienen un esplendor inolvidable. El sol del membrillo, en efecto. Y el sabor. Y su tacto. Y aquellas latas gigantescas que venían desde Puente Genil (y en las que luego se guardaban tantas cosas, no sé, la costura, cartas de amor, fotos...). Demasiadas sugerencias para solo un fruto. ¿No serán, los membrillos (os marmelos, non sí?), concreciones mágicas, imanes, del otoño?


Un beso, Shandy.

Pepe dijo...

Shaundy, borro el mensaje improcedente (espero que lo hayas leido), pues para nada pretendo trasladar aquí esta guerra (unilateral). Saludos.

manolotel dijo...

Se podría considerar un microrelato de aquellos que Monterroso envidiaría, pero para mí, es sobre todo un precioso poema sobre el que hace sombra íntimamente una adorable historia.

En mi opiníón el cuadro juega un poco al despiste porque para mí, que he llegado a tener unos cuantos árboles, nada representa mejor al sol que la naranja.

Sin embargo hay una cualidad del membrillo que no tiene ningún otro árbol frutal y es la resistencia. De hecho es el árbol que se utiliza para injertar en sus ramas a otros frutales (perales, manzanas etc).

Un beso grande y nostalgico de este tu vago amigo.

mateosantamarta dijo...

Estás bien? Tanto silencio!
Un abrazo.

Shandy dijo...

Gracias a todos por vuestra presencia en esta página, por la lectura, por la creatividad y los sugerentes comentarios que hacéis y que tanto disfruto. Siento no poder responder como me gusta hacerlo, con el mismo esmero que han sido escritos.
Obligaciones e imposiciones voluntarias me mantienen alejada de la red, pero será por poco tiempo.

gaia07 dijo...

Dos sabrosas vidas fruto de un tiempo material que aún convirtiéndose en almíbar dudan en su capacidad de ser cuerpo uno de otra, sin meditar que una es entera sin el otro de por vida y que solo el dúo es completo un momento, un instante, apenas un suspiro, sin insistir en ser más, ni otra cosa que lo que son, individualidades plenas, hermosas y sabrosas el resto del tiempo.
¡Qué difícil ¡ Y qué felicidad cuando se consigue.

Un abrazo y ánimo para resolver cuanto te retiene.

virgi dijo...

Un abrazo, que sepas que vengo a visitarte.

mirada dijo...

:-) una hermosura, si.