El Grito, R. Tamayo y E. Munch
Hace cuatro meses han alquilado el piso. Es una pareja con dos niños de cuatro y seis años escolarizados en un colegio del barrio. Él, un hombre de veintitantos años, fuerte y de manos anchas y curtidas, lleva un tiempo trabajando en la construcción. La mujer, con unos años menos, lo hace en lo que surge cuando la salud se lo permite y no tiene que cuidar a los hijos. En las navidades pasadas, ha llegado al piso otra joven mujer que no tiene trabajo, pero sí hambre y frío y un hijo de nueve años. En total son seis los que conviven en el 3º A , seis inmigrantes.
La reunión, que se ha convocado con urgencia en el portal del edificio, tiene como único punto del día “Convivencia”. A ella asisten todos los vecinos y una señora, la propietaria del 3º A. Cuando por fin se hace silencio, el presidente de la comunidad toma la palabra y se dirige a la señora:
-Mire, de verdad que usted nos da pena, nosotros la apoyamos.
Vecino 1
Desde luego. Seguro que no le pagan y que con el tiempo acabarán destrozándole los muebles y estropeándolo todo.
V. 2
Sí, sí, seguro que tienen el piso sucio. ¡Si es que ni siquiera saben colgar la ropa!
V .3
¡Y hasta huelen mal! ¡No vea la peste que dejan en el ascensor cuando bajan las bolsas de basura!
V.4
Y los niños, que mean en el ascensor y tocan los botones.
V.5
Bufff, vaya tropa la que se le ha metido ahí. Suben y bajan constantemente, y estos días atrás, que debieron montar fiesta, ¡por lo menos unos ciento cincuenta!
V.6
Sí, y una gorda así, así … ( abre los brazos exageradamente en torno a la cadera).
V.7
Esa debe ser la que pide en la puerta de la iglesia de San Francisco…
Los asistentes comienzan a formar ramilletes y la reunión se convierte en una perrera donde cada can ladra al aire en su corrillo. Al fin, el presidente decide imponer orden y silencio, y cuando todas las miradas convergen en él, se acerca a la propietaria del 3º A, posa una mano sobre el hombro de ella y, con tono afable y servicial, habla:
-Pero usted, ya sabe que puede contar con nosotros, nosotros la apoyamos. Hay que echarlos. Estamos dispuestos, si es necesario, hasta a llamar a la policía.
La propietaria del piso, que acaba de cumplir los 76 y no ha abierto la boca, se da cuenta de que sobre su hombro y sus inquilinos ha caído la zarpa de la inquina. Con suavidad, se desprende de la mano que aún toca su hombro, coge aire y dice:
Les ruego que pongan por escrito todo lo que acaban de decir, y que lo firmen. Ah, y les advierto que ustedes podrían ser denunciados por injurias.
Les dejo En todas partes, de Habana Blues.
La reunión, que se ha convocado con urgencia en el portal del edificio, tiene como único punto del día “Convivencia”. A ella asisten todos los vecinos y una señora, la propietaria del 3º A. Cuando por fin se hace silencio, el presidente de la comunidad toma la palabra y se dirige a la señora:
-Mire, de verdad que usted nos da pena, nosotros la apoyamos.
Vecino 1
Desde luego. Seguro que no le pagan y que con el tiempo acabarán destrozándole los muebles y estropeándolo todo.
V. 2
Sí, sí, seguro que tienen el piso sucio. ¡Si es que ni siquiera saben colgar la ropa!
V .3
¡Y hasta huelen mal! ¡No vea la peste que dejan en el ascensor cuando bajan las bolsas de basura!
V.4
Y los niños, que mean en el ascensor y tocan los botones.
V.5
Bufff, vaya tropa la que se le ha metido ahí. Suben y bajan constantemente, y estos días atrás, que debieron montar fiesta, ¡por lo menos unos ciento cincuenta!
V.6
Sí, y una gorda así, así … ( abre los brazos exageradamente en torno a la cadera).
V.7
Esa debe ser la que pide en la puerta de la iglesia de San Francisco…
Los asistentes comienzan a formar ramilletes y la reunión se convierte en una perrera donde cada can ladra al aire en su corrillo. Al fin, el presidente decide imponer orden y silencio, y cuando todas las miradas convergen en él, se acerca a la propietaria del 3º A, posa una mano sobre el hombro de ella y, con tono afable y servicial, habla:
-Pero usted, ya sabe que puede contar con nosotros, nosotros la apoyamos. Hay que echarlos. Estamos dispuestos, si es necesario, hasta a llamar a la policía.
La propietaria del piso, que acaba de cumplir los 76 y no ha abierto la boca, se da cuenta de que sobre su hombro y sus inquilinos ha caído la zarpa de la inquina. Con suavidad, se desprende de la mano que aún toca su hombro, coge aire y dice:
Les ruego que pongan por escrito todo lo que acaban de decir, y que lo firmen. Ah, y les advierto que ustedes podrían ser denunciados por injurias.
Les dejo En todas partes, de Habana Blues.
La amistad es una semilla
que brota en cualquier lugar,
y cuando sientas frío
cúbrete con las ramas de mi destino
donde te lleven los pasos
te encontrarás mi te quiero y mi abrazo
hay amor en todas partes
y en cada rincón del mundo
y todos buscando un sueño
cambiamos así de rumbo
si profunda es la distancia
profunda es la lejanía
en un alma peregrina
no existe ciudadanía
la bandera es un dilema, la patria y la geografía
donde quiera que me encuentre
yo siento que es tierra mia (bis)
tuya y mía
[estribillo:]
Yo quiero ser tu abrigo
si te hace falta el consuelo mío
yo quiero ser tu nido
si necesitas cariño mío
no quiero ser tu olvido
si en todas partes estoy contigo
yo quiero ser tu abrigo
en madrid y en nueva york
la habana esta en todas partes
porque la llevas contigo
sin miedo a desarraigarte
yo sé que existen fronteras
en todos los continentes
un sólo sol y una luna te ciudan y alumbran siempre
quisiera ser la mañana y entonar la melodía
esa que me hace crecer cada día
caminos que me separan
y te obligan a escondidas
a ser cautivos de idiomas e ideologías
no seas cautivo de idiomas e ideologías
[estribillo]
8 comentarios:
Juraría que te había puesto un comentario donde Cassiano Blanco, pero ha debido ser que no. Aunque lo pensé porque me gustó mucho la concisión casi cortante de su poesía.
Sobre esto que nos propones, como resulta que soy presidente de comunidad desde hace varios años, he vivido en primera persona intentos desestabilizadores (¡que palabra más larga!) de ese tipo.
Imagino que habrá casos en que las protestas sean razonables, pero en general son un puro ejercicio de xenofobia.
Hace poco vi un reportaje sobre españoles inmigrantes en Australia en el que se explicaba el desprecio con que los trataban al principio. A muchos de los que no han tenido que salir para ganarse el sustento les cuesta comprender esa angustia. Es triste.
Un besote.
Pues la verdad es que son pocas las comunidades de vecinos que no se ven con asuntos de ese tenor.
Nosotros mismos tuvimos una no hace mucho, pero la dueña del piso llevó allí al inquilino y te aseguro que oírle hablar desarmó todos los prejuicios.
Besos.
(y gracias por tu cita de mi entrada en la anterior tuya)
demasiado común, demasiada mala memoria, demasiado desprecio, demasiada mala educación (la de casa, que no la de la escuela), demasia ... demasiadas cosas :(
Qué bien lo expresan Habana Blues en su canción: 'no seas cautivo de idiomas e ideologías'. Muchas veces he oído sobre los inmigrantes, mejor dicho, sobre ciertos inmigrantes que es que no se adaptan a la cultura de nuestro país. Por diosss, que alguien deje de mencionar la palabra cultura para estos casos. Es el sentido común de la convivencia, el silencio y el respeto. Aquí en Madrid sí hay gente que sufre de ruidos y provocaciones. Yo en mis propias carnes sufrí durante un tiempo subidas de decibelios a horas inapropiadas. Afortunadamente y tras unas pequeñas broncas cesaron. Pero igual nos podían haber hecho la vida imposible. De todas formas sé que los casos son aislados y lo que más abunda no es ya la xenofobia sino el desprecio y las pocas ganas de integración.
Pero tu relato imagino que es inventado, ¿no? No me creo lo de las zarpas, sí lo de la inquina. Aunque no sé si yo le hubiera dado a las garras contra los vecinos. Pacífica e inteligente esa señora.
Manolotel, constancia queda de tu definición de los poemas de José Casiano.
Comparto contigo el cargo de "Presidenta" (sólo por este año, uuff), así que solidarízate conmigo.
Desde luego que hay casos en que las protestas son razonables, pero los comportamientos poco cívicos no vienen sólo de familias inmigrantes. En el caso que expongo es un ejercicio de xenofobia. Está basado en un hecho real y excepto las palabras de la propietaria, que son de mi invención, el "diálogo comunitario" es una transcripción literal. La propietaria desmiente las acusaciones, que por otra parte son suposiciones ("Seguro que...") o argumentos que no son de recibo: "una gorda asi..." . "no saben colgar la ropa", acusación que a mí también se me hace cuando no pongo pinzas y no "expongo" la parte delantera de la baja lencería al sol... (ríete, anda, que yo también).
Los inquilinos tienen tanto miedo a que los echen que pagan por adelantado y enseñan el piso a la dueña para que compruebe que está limpio. No visten de "boutique", pero no huelen mal ( y de ello es testigo mi olfato, que lo tengo bien desarrollado). ¿Por qué esas protestas entonces? ¿No será que se ve más la paja en el ojo ajeno? Creo que lo que más molesta es que en el piso vivan más personas que la familia que lo alquiló y que lo frecuenten "desconocidos" que ofrecen mala imagen o tienen "malas pintas". En cuanto a los niños, seguro que el ascensor dejará de ser una novedad en cuanto pase un tiempo (no sé si hicieron pis en él o se les escapo o fue un can, según otros). Espero que los ánimos se calmen y que el sentido común se imponga.
Un abrazotote.
Ybris, pues no es mala la idea que tu apuntas. Tal vez la voz más implicada puede acabar con prejuicios y miedos a lo desconocido.
Gracias y un beso
Clidice, dice una canción: "Hay un gallego en la luna".¿Cómo es posible tanta desmemoria? Si preguntas en esa comunidad quién tiene -o tuvo- algún familiar "fuera" no hay brazo que no se levante. Ah, pero "Nós iamos a traballar".
En fin, que entre "los de fuera" hay tantos buenos y malos como entre "los de dentro". Y claro que hay "mafias" y que la pobreza y la injusticia social genera violencia y delincuencia. No soy ingenua con respecto al tema de la emigración, sé que es complejo y que hay "inmigrantes" que se escudan en acusaciones falsas de xenofobia para defenderse de su falta de respeto o su mala educación. También las he padecido.
Un abrazo
Ventana, "Respeto", palabra clave. La falta de respeto se da, en muchas ocasiones, por ambas partes. A mí tampoco me gusta que nadie por ser mujer, por ejemplo, me desautorice o ponga en duda la validez de mi palabra. Y eso me ha ocurrido con algunos de "allá", pero también con algunos de "aquí", aunque de una forma más sutil.
La integración es compleja y sobre todo ahora que los puestos de trabajo escasean y los empresarios acuden a la mano de obra más barata. Uuufff, Ventana, que pisamos terreno resbaladizo.
La historia, como le comenté a Manolotel, no es iventada. "La zarpa" le llamo yo, pero sí se posó una mano en el hombro de la propietaria. La respuesta si es inventada, pero no me parece tan mala idea.
Toda la BS de la película "Habana Blues" de Benito Zambrano merece la pena ser escuchada, más allá de idiomas e ideologías.
Besos con respeto y cariño
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