9 de mayo de 2009

La Mala Lengua





En El País, Babelia 2-5-09, se ofrece un reportaje sobre el ganador del Premio Goncourt, el escritor afgano Atiq Rahimi ( Kabul, 1962). La novela ganadora, La piedra de la paciencia, es calificada por Borja Hermoso (el autor del reportaje) como “Un salvaje poema en prosa sobre la relación de una mujer con su esposo moribundo, un soldado de Dios”. Les dejo el enlace de Un grito contra la violencia ( título indicativo de su contenido), porque además de la información y de las declaraciones del escritor podrán disfrutar de un extracto que se ofrece de la obra premiada. Personalmente me impactó el estilo directo y esencial de la narración y el ritmo rápido y cortado, como de latigazo sintáctico, que parece transmitir el dolor y la impotencia de la mujer protagonista.

Pero no es mi intención invitarles tan sólo a la lectura del reportaje y del extracto de la novela, sino también comentarles sobre una pequeña historia que Rahimi cuenta y que llamó mi atención. El escritor afgano, afincado en París desde 1985, viaja con frecuencia a su país, y es en una de sus visitas que recoge esta anécdota que les transcribo:

“Mire, una vez cogí un taxi en Kabul y me pasó algo increíble. El joven taxista llevaba en el coche un cartelito que decía: 'El amor no es pecado'. Entonces quise hablar de eso con él y el diálogo fue así, más o menos:
-¿Te has enamorado alguna vez?
-Sí, una vez, locamente.
-¿Te casaste con ella?
-No.
-Pero ¿por qué?
-Porque si ella se enamoró de mí, eso quería decir que se podía enamorar de cualquiera...”

Me detengo por unos instantes a pensar en todo lo que se oculta bajo la punta del iceberg, esa respuesta y conclusión a la que llega el joven afgano. En un primer momento me genera tristeza, una tristeza que va dando paso a un sentimiento de rabia e impotencia. Sobre la cabeza y el cuerpo de ese hombre veo un pesado burka, un tupido velo que cubre sus ojos, que no sólo limita parte de la visión como un chador, sino que lo mantiene en una deliberada oscuridad cercenando de raíz la posibilidad de que entre la luz. Hablo de un burka invisible que a modo de fascista dictador se adueña de un territorio fácilmente manipulable y sobre el que ejerce la tiranía e impone la autocensura de forma sibilina. Es esa dosis justa y sutil de veneno que se inocula poco a poco, que se va mamando de forma involuntaria y penetra en los entresijos del inconsciente colectivo de un pueblo. Una cicuta que puede torturar y matar lentamente o que paraliza e incapacita por largo tiempo y por eso tarda tanto en vomitarse y neutralizarse.

El burka de las mujeres afganas, como lo fue el velo de las españolas o la ocultación del cuerpo y la censura de él, no deja de ser la metáfora visible del que llevan oculto muchos varones. La violencia que se ejerce sobre ellos es silenciosa, no deja huellas físicas pero es tan cruel como la que se ejerce sobre ellas, y si cabe más peligrosa. Porque la violencia física, tan dramática y brutal, es consecuencia y manifestación del miedo y las frustraciones interiores de personas violentadas en numerosas ocasiones por voces que se atribuyen la Verdad. Es casi siempre el producto de un veneno que yo llamo La mala lengua y contra él, contra la cicuta de la mala lengua, hay que buscar antídotos eficaces que la neutralicen lo más rápido posible.

Como afirma Atiq Rahimi, “Si existe una forma de cambiar el mundo, ésta es la cultura”. Pero también, como inteligentemente el mismo escritor apunta, a través de la información y la educación se puede manipular (para ejemplo, esa anécdota tan aparentemente trivial y cotidiana que cuenta Rahimi). Y no puedo evitar enlazar esto con las declaraciones del Papa hechas en África sobre el uso del preservativo en la prevención del contagio del sida – según él , el condón no sólo no aporta nada sino que empeora la situación-. Porque bien está que Benedicto XVI, en nombre de la libertad de expresión, quiera ponerle puertas al campo y predique la abstinencia sexual como medida preventiva en el contagio de esta enfermedad. Me parece una opción desde la libertad de los creyentes y para quienes la consideran medida conveniente y acertada. Lo que resulta preocupante e imprudente es que se ponga en duda una verdad científica y que algunos sectores de la política española, desde los más conservadores y católicos hasta los calificados como “progresistas”, se anden de puntillas a la hora de solicitar al Congreso de los Diputados que envíe un escrito al Vaticano descalificando la mala lengua de un falible Pontífice. Pues como dice la copla de Pepe de Lucía:
"Más mata una mala lengua
que la mano de un verdugo.
Un verdugo mata a uno
y una mala lengua a muchos".

Les dejo un vídeo de una película de la época franquista. Verán con que sutilezas se inyectaba la zanahoria de cicuta a hombres y mujeres (perverso en su aparente ingenuidad, de veras que sí)











11 comentarios:

manolotel dijo...

Visto con los ojos de aquellos tiempo, efectivamente puede haber una lectura perversa y subliminal, sin embargo, con la mirada actual, el video que nos traes tiene una lectura evidentemente satirica ( esa es la intención con la que la utilizas) mostrando la exageración de aquello que pregona. Me pregunto si no habría la misma intención en el guionista que la creó.

Líbreme Zeus de polemizar en temas cinematográficos (en el otro tema estamos de acuerdo) pero me da la impresión de que la censura no hubiera permitido un mensaje más abierto.

Decía que estamos de acuerdo en lo del burka masculino, con la anotación (marginal, o, no) de que son nuestras madres las que nos enseñan a vestirlo.

La mujer, con frecuencia (por no decir en general), se vuelve conservadora en el momento en que constituye una familia y traslada sus miedos (y frustraciones) a quienes tiene alrededor.

Freud lo clavó.

Lo del Papa es de juzgado de guardia (aunque parezca mentira, por decir una cosa como esta, me han echado hace poco de un blog regentado por una persona de una vasta cultura, Google mediante)

Besos presos (en mi burka, claro)

Tórtola dijo...

Dende unha ventá unha muller podíale comunicar a un namorado distante unha completa declaración de intencións. Levantando unha punta de cortina, apertándoa a modiño ou sacudíndoa, debullaba todo un vocabulario precioso que é magoa que se perdera. Sen embargo nada como a linguaxe dos xeranios para expresaren a temperatura erótica da muller.


De esta información los talibanes no deben saber nada y nosotras nos tenemos que hacer con todas las cortinas posibles. Y con todos los geranios para enamorar a quien queramos.

A remar, namorada.

Arcángel Mirón dijo...

Terrible, Shandy. Qué razonamiento retorcido y dañino. Realmente da tristeza.

Ventana indiscreta dijo...

'Este es mejor argumento que se puede esgrimir con las mujeres'. Pero no sabían en los guiñoles que fue a la cuarta la vencida que es como no ser porque de no ser a la tercera la raíz perdura, además orgullosa de tener azotea y cuatro aguas, y tener teja árabe encima y ser una casa, si me apuran. Garantizo mi confortabilidad y digo que sí a quien me quiera y a quien quiera.

Besos sin bendecir.

Shandy dijo...

Manolotel, tienes razón en que el vídeo admite dos lecturas. La mirada de mis hijos, más desprejuiciada que la mía e ignorante del contexto en que se había hecho, lo interpretó como una sátira, tan hipérbolico les pareció. Pero observando la reacción de la pareja que aparece en la película mirando la escena del teatrito, dudo que haya esa intención. La pareja se sonríe y no se sorprende ante un hecho que merece al menos un guiño de reprobación inteligente hacia el espectador. Y aunque la intención del guionista fuera de denuncia o crítica no creo que las acríticas y poco formadas miradas de la época pudieran captarla. Más bien reafirmaría aquel triste dicho de "A mi mujer sólo le pego cuando se lo merece" o "Mi marido me pega lo normal".
Las madres ( y también los padres, porque incluso en su desentendimiento, están transmitiendo actitudes y valores) enseñan muchas cosas que debemos de cuestionar. En una sociedad que tiene acceso a la educación, a la formación y a la cultura, es también responsabilidad de cada persona ser crítico con la educación recibida. Lo que se mama,marca. Pero en muchos casos es cómodo echar la culpa a lo que nuestras madres y padres nos enseñaron. ¿Cuántas cosas de las que nos convenían o atentaban contra nuestra libertad hemos desechado?
No todas las teorías de Freud siguen teniendo la misma validez. Hay que contextualizar y las circunstancias de muchas mujeres ha cambiado. No estoy de acuerdo en que con frecuencia las mujeres se vuelvan hoy más conservadoras al formar una "familia" ( Además el concepto de "familia" ha cambiado mucho, hay distintos tipos de familias). Las mujeres hoy tienen más formación y son más libres a la hora de tomar decisiones. Creo que la mayoría educamos de una forma menos sexista, porque es una forma de proteger a nuestras hijas y también a nuestros hijos. La educación sexista crea estereotipos y daña la libertad de las personas (hombres y mujeres).

Manolotell, gracias por polemizar... Esto da para una buena charla, siempre amigable.

Por cierto, ese blog no te merecía.

Un abrazo.

Shandy dijo...

Tórtola: Ninguén pode enxaular os ollos dunha muller que se achega a unha fiestra, ni prohibirlle que surque o mundo hasta confins ignotos (Carmen Martín Gaite).

Certo que se perdan certas linguaxes.´Convídote a que me expliques a dos xeranios. A cambio ofrezoche eu a linguaxe dos Abanicos ( agora que se achega o verán)

Si las damas se quitaban el pelo de la frente con el abanico cerrado, decian: No me olvides

Si escondían los ojos detrás del
abanico abierto: Te amo

Si desplegaban el abanico detrás sobre los ojos: Bésame

Si apoyaban los labios sobre el abanico cerrado: No me fio

Si con un dedo rozaban las varillas: Tenemos que hablar

Si abanicándose se asomaban al balcón: Nos vemos afuera

Si cerraban el abanico al entrar: Hoy no puedo salir

Si se abanicaban con la mano izquierda: No creas en ésa
(E. Galeano. El libro de los espejos)

Unha aperta, Tórtola. Disfruto cos teus comentarios.

Shandy dijo...

Gilda, el veneno de la mala lengua ( en este caso talibán) tardará en neutralizarse. Y vaya que si hace daño.Lleva a una deformación del pensamiento e impide que puedas tomar decisiones libres. En el caso de este joven afgano le impide amar a una mujer y ser amado, además de deformar el concepto del amor y de lo femenino. Triste, si.

Shandy dijo...

Ventana, el problema está en que el ser humano, sea hombre o mujer, piensa. Pueden mantenerle en la ignorancia durante un tiempo, pueden imponersele por el miedo. Pero el deseo de libertad y justicia se acaban imponiendo.
Tú tienes una buena azotea y una estupenda casa. Es fácil quererte :)

Tempero dijo...

Veo en esta entrada lo que puede una mala lengua, el veneno que puede dirigir y precisar. Aluden algunas al lenguaje de los geranios y tú nos traes el lenguaje de los abanicos como expresión amorosa. Sin olvidarme del burka aherrojante para la mujer en Afganistán del que dudo que se hayan liberado y sin olvidarme del escaso plano que aún ocupa la mujer en los paises árabes de extremo oriente donde el machismo debe alcanzar unas cotas ya insuperables donde mencionar la palabra cultura sería colocar la risa en el rostro de cualquier hombre, digo que, sin olvidarme de éso, traigo de nuevo a Galeano de la mano de las flores en una historia donde la lengua de serpiente existe y que se queda en nada cuando el amor aflora, porque el amor, cuando se da, atonta, en el buen sentido:

Las flores

El escritor brasileño Nelson Rodrigues estaba condenado a la soledad. Tenía cara de sapo y lengua de serpiente, y a su prestigio de feo y fama de venenoso sumaba la notoriedad de su contagiosa mala suerte: la gente de su alrededor moría por bala, miseria o desdicha fatal.
Un día, Nelson conoció a Eleonora. Ese día, el día del descubrimiento, cuando por primera vez vio a esa mujer, una violenta alegría lo atropelló y lo dejó bobo. Entonces quiso decir alguna de sus frases brillantes, pero se le aflojaron las piernas y se le enredó la lengua y no pudo más que tartamudear ruiditos.
La bombardeó con flores. Le enviaba flores a su apartamento, en lo más alto de un alto edificio de Río de Janeiro. Cada día le enviaba un gran ramo de flores, flores siempre diferentes, sin repetir jamás los colores ni los aromas, y abajo esperaba: desde abajo veía el balcón de Eleonora, y desde el balcón ella arrojaba las flores a la calle, cada día, y lo automóviles las aplastaban.
Y así fue durante cincuenta días. Hasta que un día, un mediodía, las flores que Nelson envió no cayeron a la calle y no fueron pisoteadas por los automóviles.
Ese mediodía, él subió hasta el piso último, tocó el timbre y la puerta se abrió.



El amor no deja de ser persistencia aunque yo no sé si hubiera aguantado tanto como Nelson que para nada le sirvió su lengua. No sé me da la sensación que me escapado del tema que tu proponías, más complejo y más serio. No veo, de todas formas, a un afgano enviando flores.

Shandy dijo...

Tempero, dice un Tango flamenco, (que seguro que conoces): "Te quiero tanto que no salen ya ni las palabras". Pero el Amor tiene muchos lenguajes,el terciopelo de una mirada, el ala aleve de un abanico, el compás de una cadera, el color de las cerezas, el sabor del chocolate, la sensualidad de las flores ... En la seducción, en el cortejo y en el enamoramiento ponemos en juego todos los sentidos. Diría que somos hiperestésicos.

Cicuenta días ( con sus quinientas noches!)... Sí que fue persistente Nelson Rodrigues. No sé si habría leído al Arcipreste de Hita.Pero desde luego es de su escuela.
Te copio unos textos de lo que dice en su Libro sobre esta cuestión:
"¿Quál es dueña del mundo tan brava e tan dura,
que al suyo tan ferido no le faga mesura?"(1)
[...]
Sírvela, no te enojes, sirviendo el amor creçe,
serviçio en el bueno non muere ni pereçe;
Si tarda no se pierde, el amor non falleçe:
el gran trabajo siempre todas las cosas vençe.
[...]
Don Amor a Ovidio leyó en la escuela
que no ha muger en el mundo, nin grande ni moçuela,
que trabajo e serviçio non la traya a la espuela:
que tarde o que aína, crey que de ti se duela (2)
[...]
Si la primera onda de la mar aïrada
espantase al marinero quando viene torbada,
nunca en el mar entrarié con su nave ferrada:
non te espante la dueña la primera vegada."
(1)Que no sea piadosa con su servidor.
(2)Que más tarde o más temprano estate cierto que se dolerá de ti.

A Nelson y a algunos más les funcionó. Algo de eso hay. Pero desde el Arcipreste ¡O que cambiaron os tempos! ( e as donas, meu amigo!).

Bicos con boa lingua

Clidice dijo...

La sociedad patriarcal nos ahoga a todos, mujeres y hombres. Encantada de haber encontrado tu bloc :)