A Pedro Glup Y Belencicuta
Cuando Dino Buzzati (Italia,1906-1972) cumple los cincuenta y ocho, escribe “Cumpleaños”, una reflexión a modo de pequeño relato - unha Cousa que diría Castelao- . En él, leo: “El hecho de que algún día yo podría llegar a tener la misma edad que mi padre me resultaba completamente inimaginable” (El Colombre, edit Acantilado)
La lectura de este cuento, trajo a mi memoria una escena infantil. Era invierno, y en el calor del comedor de mi casa yo hacía los deberes mientras mi madre leía el periódico. En un momento, ella expresó un pensamiento en voz alta, “Qué pena, qué joven murió este hombre”; y yo, que imagino mordisqueaba la gomilla del lápiz (qué poco me abstraían los deberes) y balanceaba las piernas bajo la silla, le pregunté que cuántos años tenía el hombre aquel. “Cuarenta”, respondió ella. Con la insolvencia propia de mi corta edad, le dije que tampoco era tan joven, y entonces mi madre abriendo mucho los ojos y con tono de reproche e indignación, contestó: “¡Son los que yo tengo!”
¡Cuarenta! ¡Pardiez! ¡Cuatro veces diez!…
Madre, debo disculpas…. Por aquel tiempo yo era una parvulita que todavía contaba por los dedos y no me alcanzaban los de las manos ni aún las dedas de los pies. Y como le ocurría a Buzzati con su padre, tampoco me veía con tu edad. Imposible imaginar que un calendario pariese años en rápida progresión hasta acercarme y alejarme de un número omnímodo que me sitúa en el XXI, un siglo que entonces sólo tenía cabida en las historias de ciencia ficción.
Pero qué bien que estoy aquí, a punto de cumplir un año más y deslizándome por la pendiente de la cuarentena con la misma cara de velocirráptor que muestran Calvin y Hobbes en la imagen de cabecera. Y retomando a Buzzati, “Ustedes se reirán pero no advierto en mí ninguna diferencia apreciable desde que tenía treinta años[…] Ha habido, ciertamente, una disminución de la cantidad de energía… pero en lo cualitativo, mi disposición sigue siendo la misma […] Tengo pues la absurda e incluso escandalosa sensación de que mi juventud no ha acabado todavía, aunque el espejo, la fecha de nacimiento, la forma en que el prójimo me considera, lo desmientan claramente”.
Claro está que suscribo las palabras del italiano, aunque el colorín del adverbio es mío. Y es que ese intruso, “Todavía”, me mete el dedo en el ojo. Porque, como Montano, el personaje letra-herido de Vila-Matas, enhebro hilo literario y sigo el vuelo de otros pájaros. Y ese adverbio me lleva a Santomé, el protagonista de La Tregua, inolvidable novela de Mario Benedetti : “Hoy en día, cualquiera puede decirme, después de escudriñar mis arrugas: “Pero si usted todavía es joven. Todavía… Todavía quiere decir: se termina”.
Respiremos hondo… Sí, todo, todo se termina, y siempre habrá un intruso, una áspera palabra que nos defina como tiempo, como tiempo finito. Pero yo todavía me rebelo, porque “Todavía” es tiempo continuo, “Todavía” es gerundio. Martín Santomé no supo combatir ni retorcerle el pescuezo a ese intruso y pensando en el futuro desperdició parte del hermoso gerundio que Laura Avellaneda quiso ofrecerle. Por eso quiero que el final de todo este embrollo de Tiempo y Literatura sea el de Cumpleaños de Buzzati: “Tengo la confianza de un largo mañana, la ilusión, la esperanza… ¡la terrible esperanza!” ( el colorín es mío, el intruso de Buzzati).
¡Cuarenta! ¡Pardiez! ¡Cuatro veces diez!…
Madre, debo disculpas…. Por aquel tiempo yo era una parvulita que todavía contaba por los dedos y no me alcanzaban los de las manos ni aún las dedas de los pies. Y como le ocurría a Buzzati con su padre, tampoco me veía con tu edad. Imposible imaginar que un calendario pariese años en rápida progresión hasta acercarme y alejarme de un número omnímodo que me sitúa en el XXI, un siglo que entonces sólo tenía cabida en las historias de ciencia ficción.
Pero qué bien que estoy aquí, a punto de cumplir un año más y deslizándome por la pendiente de la cuarentena con la misma cara de velocirráptor que muestran Calvin y Hobbes en la imagen de cabecera. Y retomando a Buzzati, “Ustedes se reirán pero no advierto en mí ninguna diferencia apreciable desde que tenía treinta años[…] Ha habido, ciertamente, una disminución de la cantidad de energía… pero en lo cualitativo, mi disposición sigue siendo la misma […] Tengo pues la absurda e incluso escandalosa sensación de que mi juventud no ha acabado todavía, aunque el espejo, la fecha de nacimiento, la forma en que el prójimo me considera, lo desmientan claramente”.
Claro está que suscribo las palabras del italiano, aunque el colorín del adverbio es mío. Y es que ese intruso, “Todavía”, me mete el dedo en el ojo. Porque, como Montano, el personaje letra-herido de Vila-Matas, enhebro hilo literario y sigo el vuelo de otros pájaros. Y ese adverbio me lleva a Santomé, el protagonista de La Tregua, inolvidable novela de Mario Benedetti : “Hoy en día, cualquiera puede decirme, después de escudriñar mis arrugas: “Pero si usted todavía es joven. Todavía… Todavía quiere decir: se termina”.
Respiremos hondo… Sí, todo, todo se termina, y siempre habrá un intruso, una áspera palabra que nos defina como tiempo, como tiempo finito. Pero yo todavía me rebelo, porque “Todavía” es tiempo continuo, “Todavía” es gerundio. Martín Santomé no supo combatir ni retorcerle el pescuezo a ese intruso y pensando en el futuro desperdició parte del hermoso gerundio que Laura Avellaneda quiso ofrecerle. Por eso quiero que el final de todo este embrollo de Tiempo y Literatura sea el de Cumpleaños de Buzzati: “Tengo la confianza de un largo mañana, la ilusión, la esperanza… ¡la terrible esperanza!” ( el colorín es mío, el intruso de Buzzati).
***
Además de que me feliciten por mi cumpleaños (29, jueves), la entrada es para invitarles a leer:
Calvin y Hobbes, Bill Watterson, Ediciones B. Tiras cómicas con las aventuras y reflexiones de esta pareja de genuinos y divertidos filósofos. Humor inteligente y para todos los públicos.
El Colombre, Dino Buzzati, edit. Acantilado. Colección de cuentos. Fábulas, cuentos realistas y mundos oníricos nos adentran en el laberinto del ser humano. El italiano encandila.
Además de que me feliciten por mi cumpleaños (29, jueves), la entrada es para invitarles a leer:
Calvin y Hobbes, Bill Watterson, Ediciones B. Tiras cómicas con las aventuras y reflexiones de esta pareja de genuinos y divertidos filósofos. Humor inteligente y para todos los públicos.
El Colombre, Dino Buzzati, edit. Acantilado. Colección de cuentos. Fábulas, cuentos realistas y mundos oníricos nos adentran en el laberinto del ser humano. El italiano encandila.
La Tregua, Mario Benedetti, edit. Cátedra, Letras Hispánicas. Novela exquisita y de fácil lectura. El amor, el paso del tiempo, la amistad, las relaciones con los hijos… Lectura melancólica y de las que dejan huella.
El mal de Montano, Enrique Vila-Matas, edit. Anagrama. Para todos aquellos que disfrutan con lo metaliterario, que piensan en literatura, que deseen conocer al negro Tongoy, viajar a Valparaíso, buscar en una montaña perdida a un oscuro escritor…
El mal de Montano, Enrique Vila-Matas, edit. Anagrama. Para todos aquellos que disfrutan con lo metaliterario, que piensan en literatura, que deseen conocer al negro Tongoy, viajar a Valparaíso, buscar en una montaña perdida a un oscuro escritor…
17 comentarios:
Vaya la felicitación de tu cumpleaños aunque, TODAVÍA, no lo sea. Y no haría falta que te regalase este poema porque veo que circulas bien sobre el tiempo, la literatura y el entusiasmo, pero te lo voy a regalar. Caballero Bonald recogió su poesía bajo un título que parece de PEROGRULLO, pero a este nombre habría que hacerle más caso del que se le hace, ante todo porque sus verdades tienen la anchura suficiente para que todos disfrutemos de ellas. 'SOMOS EL TIEMPO QUE NOS QUEDA.' O también podríamos decir que 'No somos hasta que no nos quedamos en el tiempo.' No enredo, pero te regalo su poema 'Tratado de anatomía' que dicho así esperas un volumen terciadito tirando a grande. Verás como no. Y que conste que en cuestión de tierra siempre he admirado los campos baldíos, por ver cómo se regeneran.
Tratado de anatomía
Cuerpo, árbol triste, piedra
desmantelada,
¿en qué interino
rincón de la memoria has ido almacenando
tus anhelos, tus lastres, tus malditas
condescendencias con la soledad?
Las mermas sucesivas de los años,
sus fases de ufanía, ya son sólo
constancias azarosas:
allí una luz presunta
amagando en lo oscuro, aquí un atisbo
de pasión apenas persuasiva,
por todas partes esa mezcla
de contumacia y de incredulidad.
Cuerpo baldío: vida devaluada.
Felicidades y te acompaño con 43.
mañana tendré un día complicado, así que me adelanto a felicitarte el cumpleaños rápidamente,a velocidad de velociraptor, antes de ambos cumplamos más :P
De tu lista de libros tomaré nota de los dos primeros. El de Benedetti y el de Vila Matas ya los he leído. Ah, qué bueno el Mal de Montano, sí!
te mando tantos besos como velas de cumpleaños.
Felicidades adelantadas! Curiosamente mañana también es el (noveno)cumpleaños de mi hermana.
Leyendo tu "recuerdo" me he acordado de una escena parecida donde mi abuela, esquela en mano, intentaba convencerme de que una persona no deja de ser joven al cumplir los veinte. Yo tenía cuatro años y de verdad pensaba que mi vida laboral estaba a la vuelta de la esquina. Un día éstos tengo que hacer repaso por escrito de mis confusiones mentales de parvulario. Tengo cosas dignas de contar.
Tomo nota de tu recomendaciones, pero la verdad es que mi biblioteca está un poco saturada después de las navidades (cuando la gente sabe que te gustan los libros, no te regala precisamente colonias).
Saludos!
P.D. -> El comentario suprimido es mío. Soy torpe con los dedos y pinché en "publicar comentario" antes de tiempo.
Bueno, bueno, creo que ya se te puede felicitar. Tendrás tu regalo, pero hasta este verano nada. Así que paciencia..
Celébralo por todo lo alto, con licor café y empanada de cebolla extraña.
Un bico!
Anda, pues, endósese usted mi felicitación. Jeje. ¡Felicidades!
El colombre es un libro que marca. A mí, me ha marcado.
Hay dos cuentos tremendos, el de los huevos de pascua y el del ascensor con la niña, el viejo y el invitado.
Buena recomendación, Shandy.
Pero no olvides, beber cerveza también.
Pues un bico, como te lanza el Kafkiano. O un par de besos.
Calvin es un niño, y el lugar que habita el comic.Pero como siempre estas cosas no son ni para niños, ni sólo para adultos, sino para lectores inteligentes.
PD: Feliz viejosidad incansable, jeje...
¡¡Felicidades!!
Me apunto los libros recomendados, lo cierto es que solo me suena uno y de oidas, La tregua. Creo que incluso puede que lo tenga por casa.
Me voy ya, tengo que hacer los deberes de gallego :D
¡¡Saludos!!
Tempero, "una luz presunta, un atisbo de pasión... por todas partes esa mezcla de contumacia e incredulidad"... qué bien lo expresa Caballero Bonald. Gracias por dejar aquí ese poema que no conocía.
No Surrender, echemos freno de mano, remansemos... pero qué bien que ya se acerca el fin de semana:)
A Calvin me lo descubrió tiempo atrás mi hijo, en las tiras del Pequeño País. No veas como aprendió la ironía. Y yo tuve que espabilarme.
Yo apunté tu recomendación,"El último encuentro" de Sandor Marai. Algún día tenía que tocarle a este autor.
Besos
C.D.H. Uno no toma conciencia de lo joven que fue y que es hasta que mira para atrás. Parece una contradición, pero no lo es.
Pon por escrito todos esos recuerdos, aunque ahora no los ordenes, son un buen material para la ficción. Y tú escribes bien, y sé que eres buena lectora. Vila- Matas déjalo para un poco más adelante, pero no te olvides de ese catalán. De una manera muy personal hace una historia de la mejor literatura.
Kafkiano...Ups, largo me lo fiáis! No sé si iré yo antes a la montaña.
Empanada, jamoncito, pimientos... vinos y licores varios. No te da envidia? Aún estás a tiempo de llegar: 31 a las 10. Sería una agradable sorpresa, veeeenga, vente pacá (los dos). Estará buena gente, de la que ya conocéis. Y no nos importa que traigas sidrinas.
Blumm, no necesitamos listas para descubrir buenos libros. El colombre lo leí por recomendación tuya. El boca a boca de los buenos lectores funciona muy bien.
Sé que estás lejos, pero no me importaría invitarte a una cerveza, yo prefiero vino. Me tomaré uno a tu salud.
Besos
David, "viejosidad incansable"? jejeje... Qué bien te lo pasabas leyendo a Calvin, eh!
PD:Cría cuervos y te sacarán los ojos :)
Meiga Mego,no te abstraigas mucho tiempo con esos deberes! Sólo el tiempo que se merecen:) Decía Cesare Pavese: "Trabajar cansa".
Gracias por tu visita.
Muchas felicidades.
No pasa nada, uno se despierta con un año más, se mira al espejo y nada ha cambiado (en apariencia).
Te veo muy bien.
Que cumplas muchos más.
Y gracias.
Dejaron este poema en mi blog y no me resisto a enviártelo (ya que estamos de Benedetti)
Como Siempre
Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando
en el instante en que vencen los crueles
entrás a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores
buena edad para cambiar estatutos y horóscopos
para que tu manantial mane amor sin miseria
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estás linda
y estés linda
casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades
ya que te van a rodear como ángeles o veleros
es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines
y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros
y los cachorros extraviados
y los bichitos de san antonio
y las cajas de fósforo
te consideren una de los suyos
de modo que desearte un feliz cumpleaños
podría ser tan injusto con tus felices
cumpledías
acordate de esta ley de tu vida
si hace algún tiempo fuiste desgraciada
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza
de todos modos para vos no es novedad
que el mundo
y yo
te queremos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.
Mario Benedetti
Pedro, me gusta verte asomado por esa ventana pequeñita. Con un poco de resaquilla por la celebración del cumpleaños, empiezan mis felices cumpledías, no me olvidaré de esa máxima. Ahora recuerdo que Alicia,la del país de las maravillas, decía que lo mejor era celebrar los no cumpleaños, porque eran todos los días menos uno. Tal vez ese día que aparece en nuestro DNI no sea más que la disculpa para celebrar que has cumplido todos esos cumpledías, acordarte de felicitar a tu madre y a tu padre por tener el buen gusto de concebirte y que los que te quieren te mimen un poco. Ah, y recibir comentarios y poemas como los que tú y los que por aquí han pasado habéis dejado.
(Ja, de descaro que yo lo pedí, ala felicítenme: o que non chora, non mama!)
Un abrazo grande
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