13 de enero de 2009

Fitzgeral, Dieste, Carpentier: la vida al revés


A Meiga Mego, a C.D.H. y a su blog Ollos de cores

Hace unos días, mi joven amiga Meiga Mego -tiene 15 años-, me comenta con sorpresa: oye, Shandy, ¿sabes que se hizo una película de O neno Suicida (El niño suicida)?... sí, sí – prosigue mi amiga con entusiasmo-, he oído que la dirigió un director americano y que la protagoniza Brad Pitt!
¡Ah, oh!, me digo yo… Bueno, verán, no es que a mí me obnubile la belleza del guapo Brad, lo que me sorprende es que el interesante pero desconocido relato O neno suicida, del gallego Rafael Dieste, se adapte al cine por un americano y que el protagonista sea Brad Pitt. Así que picadas por la curiosidad, mi amiga y yo nos pusimos a indagar y desfixemos el entuerto.

Resulta que en el mes de diciembre se estrenó en EE UU El curioso caso de Benjamin Button, película dirigida por David Fincher (Zodiac, Seven, El club de la lucha) y protagonizada por Pitt y Cate Blanchett. Basada en un relato homónimo de Scott Fitzgerald, cuenta la historia de un hombre que vive la vida al revés: nace siendo un viejo y va rejuveneciendo con el paso de los años. Y efectivamente, la inversión temporal de la vida es la misma anécdota de la que parte la historia de Dieste, cuya lectura me llevó a Viaje a la semilla del cubano Alejo Carpentier que trata el mismo tema.

Dieste parte de un deseo que se recoge en una expresión popular gallega: “Canto mellor ir de vello para novo…” (Cuanto mejor ir de viejo para joven). Así, el protagonista de su historia ve cumplido este deseo, pero llegada la infancia se enfrenta a su trágico destino: cumplir su sino de hombre que vive al revés e ir desapareciendo poco a poco hasta convertirse en una pequeñísima simiente.
En Viaje a la semilla, el marqués Marcial esta en el lecho de muerte y por medio del chamanismo resucita para emprender un viaje de vuelta que permitirá al narrador reconstruir las diferentes etapas de su vida hasta llegar al interior del vientre materno
En ambos relatos, el argumento es muy semejante; sin embargo hay diferencias importantes en como cada autor plantea el final del viaje y en como afrontan la llegada a la infancia los protagonistas. Aunque para ambos supone la perdida gradual de la experiencia y la conciencia de lo vivido, en el caso del personaje de Dieste se vive como un drama -de ahí el suicidio-, mientras que en el de Carpentier es aceptada como una etapa más e incluso se dice que el Marqués “Hablaba su propio idioma y había logrado la suprema libertad”.

Tal vez esta diferencia se deba a lo que cada escritor pretende mostrar con su relato. En el caso de Dieste, el viaje discurre en el tiempo cronológico entendido desde la cultura occidental, es decir, un tiempo medido, lineal y progresivo, y por tanto el viaje de la vida tiene un principio y un final definitivos. Y abocados a ese definitivo final, Dieste parece cuestionar el mito de que “la vida al revés” es deseable. Sin embargo, Carpentier viene a mostrar la coincidencia que hay entre los primeros días del hombre y los últimos, así como que el final es un principio y viceversa porque nacimiento y muerte confluyen en el caso de su protagonista. De esta forma, el escritor cubano cuestiona la concepción del tiempo en la cultura occidental -que viene del positivismo y es un tiempo histórico-, al mostrar una concepción del tiempo circular que procede del tiempo sagrado o mítico presente en las culturas maya, azteca, celta… donde la vida se entiende como cíclica y todo se renueva.
En cuanto a la vida de Benjamin Bentton, seguro que Fitzgerald nos sorprende al plantear situaciones diferentes y ofrecer otras perspectivas. Si alguno ha leído este relato u otros que toquen el mismo tema, le invito a que los comente. Respecto a la película, parece ser que en España habrá que esperar hasta febrero para verla en la gran pantalla (el trailer está en youtube)
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La Extraña historia de Benjamin Bentton y otros relatos, F. Scott Fitzgerald. Edit. Lumen.
O neno suicida, en Dos arquivos do trasno, Rafael Dieste. Edit. Galaxia.
Viaje a la semilla, en Guerra del tiempo: El acoso y otros relatos, Alejo Carpentier. Siglo Veintiuno editores (o en Alianza editorial).
El niño suicida, junto con otros relatos de Rafael Dieste, en Antología española de la literatura fantástica, Edit Valdemar: selección de relatos de autores españoles desde la Edad Media hasta la época actual. La selección incluye cuentos de los mejores autores gallegos (Ánxel Fole, Álvaro Cunqueiro, Carlos Casares, Wenceslao Fernández Flórez, Torrente Ballester y Valle Inclán)

4 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

¿No es en "Todo sobre mi madre" que uno de los personajes dice que lo ideal sería nacer viejo e ir convirtiéndose en niño, hasta desaparecer en el vientre materno?

NoSurrender dijo...

Como fábula literaria funciona muy bien, sin duda. Y las conclusiones que expones aportan cosas aún más interesantes.

Pero me parece imposible disociar el tiempo del ser. El ser no existe sin el tiempo, y este tiempo es unitario y sólo se explica por la existencia de la muerte como experiencia personal. En fin, que si Martin Heidegger levantara la cabeza le daría con su infumable tocho Sein und Zeit en toda la cabeza a los tres :)

Shandy dijo...

Gilda, vi la película, y recuerdo sobre todo escenas de Cecilia Roth con su hijo. Incluso una que está al principio: un paraguas de colores de Cecilia. Sin embargo no recuerdo esa. Pero tu paisano Quino plantea en un texto humorístico la vida al revés y dice que acabaríamos en un orgasmo. Pues visto así, yo me apunto. Y ya puestos, quiero elegir padres (unos que se lo curraran bien :)
Un apapacho de esos tuyos, que no se por qué los relaciono con fruta dulce y jugosa.

Shandy dijo...

Lagarto, claro, son relatos fantásticos. No leí Ser y Tiempo, imposible para mí, sí, infumable. Pero bueno, textos e interpretaciones sí. Y yo creo que Dieste no está tan lejos de Heidegger, precisamente porque él plantea la historia de un hombre en un tiempo finito ( vayas en la dirección que vayas), de ahí el miedo de su protagonista al enfrentarse a su "sino" ( la muerte) y de ahí el suicidio antes de que llegue la primera etapa de su vida y perder "la conciencia" de existir. Incluso pienso que Dieste expresa una idea del concepto de ser libre y de la existencia distinta a la del protagonista de Carpentier. El personaje de Dieste, toma la decisión de suicidarse cuando aún es "libre" ( entendido, tal vez, en el concepto sartriano) porque es consciente (piensa, luego existe). El de Carpentier entiende la libertad en la llegada de la infancia, cuando ha perdido esa conciencia y "habla su propio idioma". En los dos casos creo que hay de fondo una intención filosófica, aunque en el de Capentier la preocupación estética es mayor que en Dieste.
Y, por más que me esfuerzo, yo tampoco puedo disociar el tiempo del ser. Somos seres temporales y la muerte me sirve para entender mejor la vida. Pero tengo estados de ánimo en los que parece haber un "eterno retorno" ( no me refiero a tiempo cíclico)y pensarlo así - aveces- no me disgusta.