"Me gustan las puertas cuando se abren hacia lo que ignoro."
Abilio Estévez
"Las puertas crean esa triste ilusión de hacernos creer que hay algo al otro lado."
David Valdés Barrios
El Llamador
"No abras esa puerta".
Pero el llamador que golpeaba a la suya era más poderoso que todos sus miedos.
Ahora está al otro lado. Y ya no puede regresar.
***
(Me hago un par de preguntas:
¿Qué puede ser ese llamador?
¿Existen sólo puertas de entrada?)
23 comentarios:
Podrá salir por la otra puerta, pienso.
El gran Duchamp, un genio indiferente a su legado jugando al ajedrez, mientras sus huellas se convierten en códigos universales.
Qué buena la entrada, Shandy.
Besos en el umbral
Adoro Duchamp, por todo lo que representa :) gracias :)
Virgi, que bien supo Duchamp jugar la (su) partida hasta que lo "que siempre les sucede a otros" le dio el jaque mate. Vivió la vida como una partida de ajedrez:" como conquista o pérdida de posiciones".
Un beso con el picaporte en la mano..
Virgi,
con respecto a las salidas, recuerdo las palabras de una canción de Serrat: "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". Coincido con Serrat en la segunda parte.
Y otro beso más, sigo con la mano en el picaporte:)
Clidice, comparto contigo. Su obra fue una puerta de entrada a la modernidad, un llamador muy poderoso que todavía sigue haciendo eco.
Gracias por estar ahí!
Un abrazo
Sugerente llamador.
Aunque quizás las puertas sean ya suficientemente sugestivas de por sí.
Responden con preguntas a todas las preguntas.
Y a veces no tienen vuelta atrás si se las abre.
Besos.
Miña ruliña:
Se puidesen falar, as casas berrarian polos seres que un día as habitaron, por algún morto e -¿por que non?- tamén berrarían por min para que non me vaia ou para que regrese, para que me deteña.
Fáiseme raro escoitar como soa o meu nome no aire neste xusto momento.
A........
Las puertas parecen ser límites: a la privacidad, a lo desconocido, a los accesos restringidos...
La imagen de la tapa del libro como puerta es muy sugerente.
En cuanto a tus preguntas, sólo se me ocurre que las puertas de emergencia son siempre de salida. Algo inquietante como metáfora.
besos
Yo prefiero los dinteles y las ventanas para entrar en las casas. Los llamadores siempre me aterrorizaron un poco. Más desde que me aplanaron una uña con una broma pesada (nunca mejor dicho). Pero, aun teniendo más carácter escalador, el interior de una casa tiene un componente de sublevación por los miedos que acarrean.
Ese llamador puedes ser tú misma, casi seguro. Alguien habló de puertas de emergencia: sólo requieren de un pequeño empujoncito.
Besos, gallega (de puertas para adentro).
Ese llamador es, sin duda, una señal.
Si el llamador correspondiese a una puerta del suelo hubieses dicho: ¿Existen sólo puertas de caída?
Amor rima con llamador.
"No abras esa puerta" es un letrero con una puerta al lado.
Y tu puerta tiene/tenía un llamador, que rima con amor.
Y amor rima con fulgor.
Y los miedos no soportan el fulgor.
Hay puertas que se derriten como los relojes de Dali.
"¡El llamador! Si pienso la palabra un instante y la repito se me vuelve gigantesca, llena de cosas, nutrida como una fruta. Era el estar acechando su golpe, un determinado golpe, el anuncio de las gentes; sus silencios prolongados y huecos como esas tardes de mucho sol en que no nos dejaban hacer nada. Era su sobresaltada en las noches; su llamado inesperado y rotundo en las madrugadas obligando a levantarse con la angustia oprimiendo el estómago. A veces no era más que una broma, otras esas habituales noticias que nos traen los telegramas.
Después pusieron a su lado la perilla de un timbre que no alcanzó a matar su voz de bronce y madera. Los fracasos de las tres pilas maravillosas alineadas en su caja de madera obligaban constantemente a recurrir al viejo llamador. Algunos, por conservadorismo, por afecto o por temor -no muy infundado- de un sacudón, nunca lo usaron y prefirieron el familiar retumbo.
En ocasiones me encuentro ante un llamador de bronce, estilizado, liviano. No sé cómo golpearlo; me detengo perplejo un instante. Pienso que muchos golpes en rápida sucesión me pueden configurar como un pretencioso; opto por uno solo, enérgico, para que se me oiga: Aquí estoy."
Alberto Salas (El llamador, Ed. La Veleta)
http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/guinazu.html
Las puertas sólo descubren más puertas. No hay sala de estar en esta vida, me temo.
Besos.
Ybris, claro que una puerta de por sí es ya sugetiva, sea real o metafórica. Detrás de las puertas también hay llamadores. La curiosidad puede ser uno de ellos: "puertas que se abren hacia lo que ignoro".
Un abrazo.
Tórtola,
Chamábanlle “A tola”. Dicían dela que estaba un chisco aluarada porque polos corredores e polos cuartos da casa andaba a falar cos ausentes.
Un día decidiu poñer por escrito aquelas conversas. Desde entón, xa ten licencia para estar tola e alcúmanlle “A poeta”.
Ós teus textos son un bo chamador para o meu maxín.
Miña Rula, ti vaste só para poder regresar.
Non te deteñas na póla dalóooooo:)
A r....
raindrop,
“Las puertas de emergencia son sólo de salida”. Uf, sí que es inquietante. No se me olvidará este buen apunte.
Gracias por echar una mano y un ojo alrededor de este espacio y señalar ese "Exit".
Besos
Ventana,
“Sana, sana, culito de rana…” díjole el martillo al yunque.
¿Donde estaban tus sensores?, seguro que en un espreitante tercer ojo. Que no, manchega, que no se puede estar en misa y repicando al llamador.
Sofía, creo que lo que está dentro de nosotros son cajas de resonancia que responden a determinados llamadores. Porque no todos respondemos a los mismos, o al menos con la misma intensidad.
Creo que tú eres una buena caja de resonancia.Eko-eko, Ekooo ( ¿Te acuerdas de aquel anuncio de cereales?)
Tu siempre te rascas, porque te pica casi todo: te gusta desvelar y revelar.
Mira te dejo una lista de llamadores (no vienen en las pax. amarillas) que son o fueron más poderosos que el miedo. En realidad todos se resumen en uno: la curiosidad o el deseo de …
- Conocimiento
- Poder
- Dinero
-La verdad
-El amor
-La libertad
Llamadores fueron también, el ánfora de Pandora, la manzana de Eva…
Bicos en tu dedo gótico.
Tinta,
Si la puerta estuviera en el suelo, yo bajaría de cabeza. Pensaría que da a una bodega, como la que había en una antigua casa que ya no existe. Te invitaria a caer conmigo en la tentación: una botella de vino :)
Gracias por dejar tu huella impresa.
Portero:
“No abras esa puerta” es una voz interior del personaje. Eso pensaba la autora cuando lo escribió.
Sí, el Amor es uno de los más poderosos llamadores.
¿Amor vincit omnia? … Hummm pregunta retórica. Omnipotencia, que miedo!
Gracias portero. Oye, en qué puerta estás tú.
Para devolverte la visita, je.
Tempero,
“Llamador”,palabra “gigantesca”.Buena definición. Es que la pronuncias y se te llena la boca con su sonido, y detrás de ese sonido tan rotundo y tan redondo, están todas esas sugerencias. Qué bien enumera y describe todo lo que puede esconderse tras escuchar el golpe de un llamador o el toc toc de unos nudillos. Ese paréntesis entre el sentir la llamada y abrir la puerta está lleno de historias.
Oye, eso de no saber si dar un toque o más, a mí me ha pasado. Ahora que lo pienso suelo optar por dos, excepto si es una aldaba muy grande y pesada que vence a mi mano y retumba en mi oído. Esas me imponen respeto. Son como de "Casa Grande", de Templo misterioso...
Buenos textos los que aquí dejas. Este llamador de Alberto Salas invita.
Gracias
No Surrender,
Contundente y buena respuesta. Unas puertas siempre llevan a otras. Eso quiere decir que hay salida, sino por la misma puerta, sí por otras, además de las de emergencia que apuntaba Raindrop.
Sala de estar en esta vida no existe, y mal asunto si te quedas en ella (viendo la televisión, jo).
Gracias, No Surrender, acabas de abrir una buena puerta además de la de emergencia :)
Un beso desde un corredor con puertas.
Yo me he criado en un pequeño pueblo andaluz donde las puertas rara vez se cerraban. Por eso, las puertas no me gustan, porque solo prohíben y niegan cosas a la gente.
Un saludo
Miradme al menos,
pues es otra perspectiva. Las puertas cerradas también son fronteras y límites. Es cierto que las casas con puertas abiertas son buenos llamadores. Generan confianza e invitan a entrar, parecen estar siempre dispuestas a recibirnos y acogernos. En la aldea de mi infancia todavía se mantiene esa costumbre. Y a mí también me gusta.
Gracias por aportar otra mirada.
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