18 de abril de 2009

Entre Burros Anda el Juego

-Os homes non queren ser burros.
-Queren ser leóns, tigres, panteras, elefantes...
(Castelao; Album Cousas da vida)

Bien saben ustedes que los animales, como personajes maravillosos y fantásticos, gozan en la ficción de una vasta tradición literaria. Desde que el griego Esopo inventó las fábulas, éstas no han dejado de retomarse, recrearse y ampliarse en distintas épocas y por distintos autores. El latino C. Fedro ( S. I ), el francés Jean de la Fontaine (1621-1695), los españoles Samaniego (1745- 1801) y Tomás de Iriarte ( 1750-1791), la inglesa Beatrix Potter ( 1858-1943) o los escritores hispanos más contemporáneos como Borges, Cortázar, Javier Tomeo, Cabrera Infante , Augusto Monterroso… que también han apostado por estas composiciones.
Todas ellas tienen en común ser breves historias protagonizadas por animales (también plantas u otros objetos personificados) que muestran con humor e ironía vicios y virtudes del ser humano y proponen al lector una reflexión. Cierto que la explicita y deliberada intención didáctica y moralizante que tenían hasta el siglo XIX se ha ido diluyendo en lo cuentos más modernos, siendo sustituida ahora por un oscuro misterio o un incompleto final que sorprende y desconcierta al lector de hoy más perspicaz y deseoso de la sugerencia que de los finales cerrados.

Escribir sobre el protagonismo de los variopintos animales que aparecen en las fábulas es tarea larga, por eso mi entrada de hoy va a tratar exclusivamente de Burros. Y es que la cuestión viene porque el otro día, ante la ignorancia manifestada por mí en el uso de una palabra, alguien me espetó un derechazo: “¡Borrica!” Y yo, que soy agradecida, pensé para mis adentros “Nunca te acostarás sin saber una cosita más”, pero convencida de que la mejor defensa es un buen ataque, respondí con una siniestra sutil: “Oiga, usted, no se me ponga farruco, que le atizo con los burros filósofos de Castelao”. Y en eso estoy, tú, que te quiero atizar. Así que estos orneos (rebuznos) van por Ti, Majo!

Primero aclararé que el calificativo de “filósofos” para los burros de Castelao es mío, pero les demostraré que se merecen este adjetivo con un texto del autor gallego que les copio al final. Ahora tengan un chisco de paciencia y esperen unas líneas más que aún me quedan unos cuantos rebuznos literarios. Y es que en la historia de la literatura hay estupendos y variados pollinos para elegir y recrear.

Por ejemplo, El burro cagaduros, jamelgo cómplice de una historia de amor, que con gran rebuzno de satisfacción excretaba monedas de oro por la retaguardia cuando el dueño hacía girar las borricas orejas del animal. Curioso cual gallina de los huevos dorados, ¿verdad?. Pues a éste valioso jumento lo pueden encontrar en Cuentos al amor de la lumbre de A. R. Almodóvar (Madrid, Anaya, 1988)

Otro de mis burros favoritos es El asno de Buridán, un poco absurdo el pobre, pero muy aleccionador para necios y burros indecisos por la paradoja que plantea. Y es que enfrentado ante dos montones iguales de heno, el pollino no sabe cual elegir y termina muriéndose de hambre -ya ven qué cosas. A veces un dios da pan a quien no tiene dientes-. El nombre que se le da al animal viene por ser el protagonista de un antiguo argumento escrito por el francés Jean Buridan (1300 -1358), teólogo escolástico discípulo de Guillermo de Ockhan, defensor del libre albedrío y de la posibilidad de ponderar toda decisión a través de la razón.

Además de Buridanes y Cagaduros tenemos también a fieles pollinos como el inolvidable “Rucio”, el inseparable compañero y amigo de una jaca flaca trasformada en el flamenco Rocinante por el magín de nuestro Hidalgo Caballero. Sí, hablo del mismo, del “Rucio” que transportaba con paciencia y dignidad por manchegas tierras el peso del escudero que se soñaba gobernador de la prometida, por el de la Triste Figura, Ínsula de Barataria.

Y bueno, para rematar y no rebuznar en demasía, traigo aquí a un burro “Pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón”; ese burro cordial y cariñoso que nos transporta a la candorosa infancia, como mi Majín, de Majo y con caprichosa “J” de las Pájinas Escojidas de don Juan Ramón. Y es que el Majín, aunque feucho, fue mi y hermoso y entrañado Platero de la infancia. Pero, miren, no quiero ser pesada, y esta historia, mejor, se la cuento otro día.
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Les dejo con una pequeña fábula de Miguel Agustín Príncipe (Caspe, 1811- Madrid 1863) y el texto anunciado, unha Cousa de Alfonso R. Castelao (Galicia, 1886- Argentina, 1950), en versión original y mi traducción al castellano.
El hombre y el asno
Aunque parezca broma,
conviniéronse un Hombre y un Borrico
en enseñarse el respectivo idioma;
y el Burro… ¡suerte impía!
no aprendió ni un vocablo solamente
en dos años de estudio y de porfía,
entretanto que el Hombre, en solo un día,
aprendió a rebuznar perfectamente.
No trates con el bruto ni un minuto,
pues no conseguirás la alta corona
de hacerle tú persona,
y puede suceder que él te haga bruto.
(Miguel Agustín Príncipe)

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O Burro non bulía nin chisco

O burro non bulía nin chisco: tiña os olhos abertos, enfiados no chao, e polas trazas o burro cavilaba de firme , asolagado nas súas cavilacións. Eu enfiei os meus olhos no burro é tamen me puxen a cavilar, esquecido de min mesmo; ensumíndome nos adentros da besta, e sen facerme cargo, os meus pensamentos eran os do burro.

Os homes non queren ser burros; quixeran en troques seren leóns, tigres,lobos..., xustamente porque os homes son máis burros que leóns, que tigres, que lobos...Por iso a verba "burro" é un alcume aldraxante para eles.
O meu lombo rexe con calquera home e secomasí os homes prefiren un cabalo, un elefante...calquera besta máis grande que eles, de modo que ninguén poida dicer:"Velaí van dous". Non nos aprecian porque ollan en nós as virtudes dos homes de ben. Somos amigos dos probes, amparo dos mendicantes, temos levado no lombo a Noso Señor e San Francisco Asis; pero non levamos ningún guerreiro.
A paz virá cando os homes todos queiran ser burros.
Chegaron a negarnos caletre porque andabamos pola veira dos camiños. Parvos. Un burro pode morrer asasinado por un auto; pero un burro non cae debaixo dun auto, como caen os cans e as galiñas... Nós presentiamos a chegada dos autos denantes de inventalos o demo do inferno.

Niste punto volvín en min.
(Cousas, Daniel R. Castelao Edit. Galaxia, Vigo, 2005 )
El burro no rebullía ni pizca, tenía los ojos abiertos, enfilados al suelo, y por la traza, el burro ciertamente cavilaba sumergido en sus pensamientos. Yo dirigí mis ojos al burro y también me puse a pensar, olvidado de mí mismo, sumiéndome en los adentros del animal, y sin hacerme cargo, mis pensamientos eran los del burro.

Los hombres no quieren ser burros; quisieran sin embargo ser leones, tigres, lobos…,
justamente porque los hombres son más burros que leones, que tigres, que lobos… por eso para ellos la palabra “burro” es un apodo ultrajante.
Mi lomo puede con cualquier hombre, y a pesar de esto los hombres prefieren un caballo, un elefante… cualquier animal más grande que ellos, de modo que nadie pueda decir: “mira, ahí van dos”. No nos aprecian porque ven en nosotros las virtudes de los hombres de bien.
Somos amigos de los pobres, amparo de los mendigos, hemos llevado a lomos a Nuestro Señor y a San Francisco de Asís; pero no llevamos a ningún guerrero.
La paz vendrá cuando los todos los hombres quieran ser burros.
Llegaron a negarnos cabeza porque andábamos por las orillas de los caminos. ¡Estúpidos! Un burro puede morir asesinado por un automóvil; pero un burro no cae debajo de un automóvil, como caen los perros o las gallinas… Nosotros presentíamos la llegada de los automóviles antes de inventarlos el demonio del infierno.

En este punto volví en mí.



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11 comentarios:

Tempero dijo...

Una historia con semiverdad o con semiverdura:

Odioso es el calor para las lechugas pues se crecen. En mi pueblo dicen que se espigan. Lo cierto es que la lechuga necesita echar su flor. A Evaristo le fastidiaba la tarea de atar con juncos a todas y cada una de las lechugas con el fin de enblanquecer sus hojas y retrasar su espigado. 'Me harté, no siembro más estas lechugas de oreja de burro', dijo al dependiente de semillas. '¿No tiene usted otras de otra clase?' 'Tome.'

Evaristo no había oído ese nombre en su vida, como tampoco había arado con otro motor que no fuera su burro. ICEBERG. En su viejo diccionario no venía esa palabra. Preguntó a un estudiante del pueblo por el significado de ICEBERG. Le habló del agua, del hielo, de los témpanos, de las nueve partes ocultas. El se acordaba de los carámbanos. '¡Caramba!', se quedó pensativo ante la explicación.

Semilló las lechugas, le crecieron, las trasplantó, se le hicieron hermosas y, lo más importante: no las tuvo que atar, hermosas como repollos se fueron haciendo. Al ir a recogerlas, azadón en mano, escarbó y escarbó cosa de un metro.

'Oiga', al dependiente, 'usted me ha engañado con esas lechugas, no encuentro lo que les falta.' '¿Cómo?', nada entendía el dependiente de las ocultas intenciones que traía Evaristo. 'Sí, las nueve lechugas que hay por debajo.'

Y a ver cómo lo explicaba Evaristo y cómo lo disuadía el dependiente. Toda la vida entre orejas de burro y ahora no entendía ni un rebuzno ni iceberg que lo fundó.


P.D. Este que esto firma prefiere la lechuga romana/oreja de burro a la insípida iceberg.

Besos de lechuga de hoja de roble/carballo, otra buena lechuga.

Shandy dijo...

Tempero, gracias por dar ese salto en el vacio. Veo que tienes buen sentido de la orientación y no te has perdido en el espacio...

Como hombre del campo reconoces las mejores lechugas. Tienes razón la de "Orella de mulo" con esa verzas alargadas es de las mejores. Pero también las "Moradas" que son sólo de temporada de verano mmmm tiernitas ellas, o la "Maravilla de verano".
La Iceberg, dura, insípida... Oye, que yo también tuve huerta ( en pasado, que me la han j. con una urbanización).

Gracias por el cuento. A cambio te dejo estas direcciones para que veas que cosas tan chulas se pueden hacer con las frutas y verduras de tu huerta:

1 Soupe Opera
2- Animali di fruta para Soupe Opera

http://www.youtube.com/watch?v=CRgU6ZOLw0I&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=Y495vKy4ma4&feature=related

Besos de fruta

ybris dijo...

Simnpáticos me cayeron siempre los burros y, la verdad, nunca he entendido bien el hecho de llamarle burro a uno como insulto cuando bien se le pueden aplicar a este animal como paradigmáticas las virtudes del trabajo y de la tozudez.
Por eso me parece muy bien que acudas a las fábulas para hablar tan requetebién de tan digno cuadrúpedo.

Un placer leerte.

Besos.

manolotel dijo...

Buena ración de asnología con sus diversas consecuencias, según desde donde miremos.

Me gusta especialmente aquella de el burro pacifista, aunque hay que decir que en la guerra se ha usado mucho el burro. Creo que aún lo usan los talibanes en Afganistan con resultados aceptables.

Me gusta menos la otra que aconseja no intentar comprender al burro (que ya sé que no es eso). Me parece algo elitista. Mi infancia la pasé en un pueblo donde todo se hacía con ayuda de las bestias y era importante conocerlas bien. Más tarde llegué a la conclusión de que, asnos hay hasta en las más altas instancias y aquel conocimiento de mi infancia me ha sido de utilidad en alguna que otra ocasión.

Claro que por otra parte, la simpleza del burro conecta perfectamente con la que exige la navaja de Ockham, por lo que no me parece extraordinario que en alguna ocasión acierte con la melodía de la flauta de la fábula.

Da para una larga reflexión asnaril esta entrada tuya, pero más vale que no nos ensimismemos en ella no sea que se nos contagie algo de su sabiduria.

Me ha resultado ameno el tema.

Besos

Ventana indiscreta dijo...

-Veo que usted burranta algo, ¡me equivoco?
-Ajaa, ajaa, ajaa.
-Perdón, erré, quise decir que veía que usted barrunta algo.
-Ajaa, ajaa, ajaa.
-Me gusta su lenguaje, lo entiendo a la perfección porque no soy una burra.
-Ajaa, ajaa,ajaa.
-Hasta se diría que son muy onomatopéyicas sus exclamaciones.
-Ajaa, ajaa,ajaa.
-¿Y que hace aquí ante el Museo de Despropósitos?
-Ejem, ejem, ejem.
-Veo que usted cavila.
-Jaja, jaja, jaja.
-Buena pronunciación onomatopéyica la suya.
-Ojo, ojo, ojo, sin ironía.

Besos asnales.

NoSurrender dijo...

En Madrid no se ven muchos burros de más de dos patas normalmente. La palabra ha perdido todo significado animal y supongo que con ello cualquier redención.

Pero bueno, parecen más interesantes las fábulas con burros que las fábulas con cigarras y hormigas. ¡Muera la hormiga capitalista liberal :P

Shandy dijo...

Ybris, a mi los burros de dos patas me gustan. Además de trabajadores ayudan a niños y mayores con discapacidades y necesidades especiales. No te rías, se llama "Asnoterapia". En "El refugio del burrito" recogen burros abandonados, los cuidany los preparan para que puedan realizar funciones terapéuticas. Te dejo el enlace, un video de youtube.
http://www.youtube.com/watch?v=DDTe86J6YHg&feature=PlayList&p=7DA29E8069979064&playnext=1&playnext_from=

Shandy dijo...

Ybris, rectifico, por dios, que a Shandy se le va la "pinza". Quise decir que me gustan los burros de cuatro Patas, los cuadrúpedos, y no los bípedos. Eso, eso quise decir!

Shandy dijo...

Manolotel, ya ves lo que cambiaron los tiempos! En los de Juan Ramón y Castelao, los burros eran pacifistas, hacian el Amor y no la Guerra (ahora que lo pienso, Platero era un burro con una estética hippy,tan amoroso él y tan floreado). Pero tienes razón que los burros de dos patas ham convertido a los de cuatro en cómplices de sus malas armas. Cierto que me vienen a la cabeza imagenes de burros trasportando armas y hombres armados.
De todas maneras, la naturaleza del burro cuadrúpedo es tozuda, pero pacífica. La de algunos bípedos es ambas cosas.

Un abrazo con rebuzno de cuadrúpedo. Tozuda, pero guerrera sólo con la palabra.

Shandy dijo...

Ay, Ventana,...la de risas que he liberado!
-Shandy:Ya sabes, Ventana, que mi cabeza (como la de Voçe) no para de cavilar.
-Ventana: Ajaa! jaja.
-Shandy: Yo, barrunto como bípeda y burranto como cuadrúpeda.
-Ventana: Ajaa! Ajaa! jaja.
-Shandy: Veo que tus onomatopeyas también son perfectas. Te entiendo a la perfección
-Ventana: Ajaa! Ajaa! Ajaa! jaja.
-Shandy: Si es que tu y yo hablamos el mismo lenguaje. Venga, va: Venha máis çinco! Ajo,sin ironía,eh!
(Aunque no sé si decirte: A Tonga da mironga...)

Bicos de mi burro.

Shandy dijo...

No Surrender, hoy abundan más los burros bípedos,especie ésta difícil de extinguir, se encuentra a gusto en la caverna. De todas maneras hay asociaciones que ayudan a los burros (cuadrúpedos) abandonados. Como decía en un comentario más arriba, estos animales ayudan a discapacitados. También me han hablado de un restaurante en Asturias donde crían burros, pero por interés. Hacer jornadas gastrónomicas con su carne.
La hormiga capitalista! En mi ciudad, han puesto como Empresario Ejemplar ( a toda plana en la hoja parroquial) a un tipo que trabaja casi las 24 horas del día, cuando ya tendría que estar jubilado. Cierto que paso de transportar con un carretillo y una citroen a tener una flota de furgonas y camiones, de tener una vivienda a tener un montón de pisos, y de tener un utilitario a tener Mercedes de la gama más alta. No veas como se lo pasan los hijos y los nietos con sus motos, no veas como tocan esas cigarras!

Un abrazo de Burra Platera (cariñoso y con florecitas:hippy!)