6 de junio de 2009

I- Don Juan Tenorio/ Giacomo Casanova





¡Qué largo me lo fiáis!
Don Juan (El Burlador de Sevilla)

Después de esto no hay probablemente nada
Giacomo Casanova


La figura literaria de Don Juan nace con El Burlador de Sevilla, obra de teatro escrita por el monje mercedario Tirso de Molina en el siglo XVII. Desde entonces han sido numerosos los escritores que recrearon a este personaje tomando como referente el Tenorio de Tirso. En las letras españolas, Antonio de Zamora, Espronceda, Zorrilla, Azorín; en la literatura francesa Molière, Corneille, Rostand; en la inglesa, Lord Byron y Bernard Shaw. Incluso ha sido fuente de inspiración para músicos de la talla de Mozart que compuso su famosa ópera, con libreto de Lázaro da Ponte, Don Giovanni.
Siendo mi intención contrastar en esta entrada la figura de Don Juan Tenorio con la del veneciano Giacomo Casanova, me remitiré aquí al primigenio Burlador, el creado por Tirso. Aunque ambos personajes, Don Juan Y Casanova, encarnan el paradigma del varón seductor y su fusión e identificación es frecuente, sin embargo existen entre ellos claras diferencias.
La obra de Tirso, escrita en la España de la Contrarreforma, muestra a un personaje que con su conducta libertina transgrede todos los valores de una época. Por esta actitud, entendida por su creador como temeraria y soberbia, será condenado al final de sus días a las llamas del infierno. Don Juan es por tanto una ficción literaria que nace de la pluma de un monje mercedario con un claro propósito moralista: "No hay plazo que no se cumpla y deuda que no se pague". Frente a esto, Giacomo Casanova es un personaje histórico, un ser de carne y hueso que al final de su existencia escribe en Histoire de ma vie sus memorias. En su autobiografía, puramente descriptiva, no le mueve otra intención que la de deleitarse con complacencia en lo vivido, contando sin ningún tipo de tabúes ni prejuicios sus andanzas y hazañas eróticas en la Europa ilustrada y de costumbres relajadas de mediados del XVIII.
Don Juan es presentado por su creador como un caballero español, hijo de nobles y educado en la férrea moral católica de la Edad Media. Conocedor de un código de valores, es consciente de transgredirlo, pero gusta de ello aunque no ignora que su comportamiento es inmoral. Para Don Juan existe el concepto de “Pecado” y “Aunque largo me lo fiáis”, también existe un más allá. Frente a esto, el italiano, hijo de comediantes de clase burguesa, se presenta a sí mismo como un aventurero y vividor, y aunque culto y educado, sin ningún tipo de ética y moral. Casanova, ante la dudosa existencia de un más allá, es un hedonista que personifica el Carpe Diem y cuyo máximo valor es el disfrute y placer que la vida terrenal pueda ofrecerle. No se plantea el concepto de pecado ni tiene conciencia de transgredir código de valores alguno, simplemente porque para él no existe. Desde esta perspectiva, la actitud del veneciano sería calificada de amoral.
Partimos pues de dos personajes con orígenes desiguales y cuya historia se desarrolla en contextos espacio-temporales diferentes que condicionan maneras de actuar y pensar. Cierto que tienen en común ser jóvenes y atractivos varones que obtienen el favor y gozan de las mujeres, razones éstas que los han convertido en mitos de lo popular. Pero también en el modo de seducir a lo femenino y en la finalidad de la conquista, se manifiestan como figuras antitéticas que encarnan dos formas diferentes de erotismo.
Se podría resumir diciendo que Don Juan es un cínico que conquista a las mujeres con engaños y falsas promesas, produciendo en ellas frustración e infelicidad; mientras que Casanova sería el amante perfecto que, sin promesas de amor eterno, las hace felices al ofrecerles un gran placer físico. Pero para no extenderme demasiado, será en la próxima entrada donde analizaré estas diferencias con más detalle.
***
Casanova Giacomo, Memorias. Madrid, 1982. Aguilar. Colección Joya. Cinco tomos. Traducción del francés de Gloria Camarero. Prólogo de Julio Lago alonso. Con ilustraciones de dibujos originales de De Maillart.

Giacomo Casanova, Memorias de España. Madrid, 2006. Edit. Espasa Calpe. Traducción Pedro Crespo.

Stefan Zweig, Tres poetas de sus vidas (Casanova, Stendhal, Tolstoi). Barcelona 2008, Edit. Planeta. Traducción José Anibal Campos.

Tirso de Molina, El burlador de Sevilla y convidado de piedra. Editorial Castalia.



14 comentarios:

ybris dijo...

Precisa tu distinción:
Casanova amoral, Tenorio inmoral.
Por más que la postura de Casanova implique una moralidad.
Seguiré leyéndote en tu siguiente entrada.

Besos

ángel dijo...

Gracias por esta reseña tan documentada de dos personajes, uno real y otro literario que la historia y el prototipo se funden y confunden. Y gracias por tus comentarios en mi espacio de poesía en donde serás siempre bienvenida.


Saludos...

Tórtola dijo...

Miña ruliña:

No bar:

--Sen embargo, onde os xeranios están abandonados, alí hai plan -sentenciou don Juan traballando o suspense narrativo.
--A ver como é iso -apurou Gonzalo.
--Unha muller que deixa os xeranios a monte está tamén ela a monte. Xa notas cando che abre a porta. Ás doce do día recíbete en bata azul. Notas que está sen peitear -coma os xeranios- e abandona, premeditadamente ou non, á nosa contemplación un chisco de escote e un anaco de coxa pola rachadela da bata. E non ten inconveniente en poñerse a falar contigo das cousas da vida. E de alí a pouco xa parece que vos criastes xuntos, e daquela xa a tes no papo.
--¿Pero nunca che fallou a teoría? -encirrou un.
--Unha vez.
--¿E como acabou o asunto?
--En voda.



A remar, namorada.

Antígona dijo...

Me sorprende realmente que Casanova no utilice el arte del engaño, como creo que es necesario en todo seductor que realmente lo sea. Tal vez, entonces, Casanova no entre dentro de la categoría de los seductores, cuyo ejemplo paradigmático es para mí el Johannes de Kierkegaard.

Y me planteo al hilo de tus palabras si verdaderamente es posible la amoralidad en un mundo en el que nada en el comportamiento humano escapa al juicio moral, independientemente de que éste sea propio o ajeno. Porque cierta presunta amoralidad podría ser, simplemente, fruto de la inconsciencia. Una inconsciencia que, sin embargo, e incluso a causa de ella misma, podría esconder la más profunda inmoralidad.

Tendré que esperar a la próxima entrega.

Un saludo

gelestomas dijo...

Hola,

En la ciudad que vivo ha comenzado el ciclo de teatro clásico al que me encana asistir. Este año, sin embargo, me lo estoy pensando. En la obra "El burlador de Sevilla" aparece en el papel de Don Juan Fran Perea. Fran Perea!!!!("Los Serrano", donde ya era bastante mal actor sin tener que aprenderse los diálogos). Por Dios, ni me sobra el dinero ni el tiempo!

Desgraciadamente a este carro se han subido obras varias que se presentan en el festival protagonizando cartel actores de, por ejemplo, "Al salir de clase", etc. No los quiero meter a todos en el mismo saco, aunque con la experiencia del año pasado (apareció uno, no sé cómo se llama, de Al salir de clase en una obra de la Commedia dell'arte) no confío mucho (fué el peor con diferencia).

Gracias... necesitaba desahogarme.

Arcángel Mirón dijo...

Todos quieren ser Casanova.

Shandy dijo...

Ybris:
Para los que partimos de un código de valores, la ausencia de moral es también una forma de moralidad que puede ser juzgada como inmoral. La conducta amoral de Casanova es a mi juicio inmoral, porque no comparto ni sus formas de proceder ni su falta de conciencia”. Si lo defino como “amoral” es porque el no tiene concepto de transgresión, ni concepto de culpa. Pero eso no significa que un grupo social, desde su código de valores, no juzgue su comportamiento como algo negativo.

Te espero en la próxima.
Un abrazo

Shandy dijo...

Ángel:
Casanova es un personaje histórico, pero no dejo de pensar que en sus Memorias puede haber mucho de literatura, de ficción. El pudo crear un personaje de sí mismo, sobre todo si pensamos que escribió su autobiografía al final de sus días, cuando ya estaba viejo y cansado, como una forma de recrearse en lo vivido.
El intercambio de miradas en las Ventanas es grato.
Un saludo poético.

Shandy dijo...

Tórtola, coido que a ese Don Juan lle pasou o que o ladrón aquel:

Por catar unha colmea
certo larpeiro ladrón,
do velenoso aguillón
tivo que sofrer a pena.

Aguzar a orella nas charlas de taberna sempre é produtivo. Seguro que ti coñeces A Taberna do Galo, aquela onde acudía o noso Celso Emilio Ferreiro e onde se daba un repaso aos homes de “ a cabalo” e as mulleres lareteiras que eran “la perdición dos homes”. Alí o Emiliño perdeu a inocencia escoitando cousas que o abraiaban…

“¿Sería certo o que lle oíra dicir “O Racha”, vello mandadeiro da casa do avó, respecto a que “Se cona e carallo son de lei, mandan más que El Rei?” Entón a sensualidade é o centro das angueiras humanas, algo así como o boi que arrastra o carro da especie dende que o home e a muller habitan no mundo”.

Tórtola,
…e cercaron mi as ondas grandes do mar…

Shandy dijo...

Antígona, primero agradecer tu presencia en esta página y que espabiles mis neuronas.

Utilizo aquí la palabra “Amoral” para definir a Casanova como una persona sin escrúpulos, desprovista de todo sentido moral y carente de conciencia, en el sentido de que no siente en ningún momento de su vida culpa o remordimiento por su proceder ( si la tuviera no podría haber vivido como lo hizo ni tampoco escribir unas memorias en las que se jacta de su comportamiento). Casanova no se siente “Inmoral” por su forma de actuar, no se lo plantea y es por esto mismo que se le puede calificar de amoral. Esto no quiere decir que, partiendo de un código de valores, su “amoralidad” no pueda ser calificada como inmoral, ni tampoco que no sea responsable de sus actos (no lo es un niño, un animal o alguien que ha perdido todo sentido de la realidad con el grupo social en el que vive). Pero Casanova elige libremente su manera de actuar, por tanto sí es responsable para la comunidad que establece cuáles son las buenas costumbres y, por supuesto, puede ser juzgado como “inmoral” aunque él no se sienta como tal.

¿Se puede seducir sin engañar? Creo que sí.La palabra “Seducción” puede significar atraer con engaños, persuadir a alguien con mentiras y falsas promesas. Pero también tiene el significado de cautivar, sin que ello implique destruir. Se puede seducir y atraer de muchas maneras, con una mirada, con una comida, con la danza, con la palabra… De Casanova tenemos su propio testimonio, por tanto su perspectiva es subjetiva y puede que interesada (también contamos con el análisis que Stefan Zweig hizo de esa autobiografía). Podemos creerle o no. Desde luego su manera de conquistar a las mujeres era distinta a la de Don Juan. Pero lo dejo para la próxima entrada.
Un saludo, Antígona. Y me encanta que polemices.

Antígona dijo...

Shandy, la verdad es que desconozco los pormenores de la figura de Casanova y en realidad mis consideraciones partían de la imagen del seductor que plantea Kierkegaard en su “Diario de un seductor”. La tradición ha forjado esta categoría del seductor, y es posible que, sin embargo, el estereotipo no se ajuste a todos los casos que se sitúan dentro de ella.

El Johannes de Kierkegaard tampoco tiene conciencia alguna de inmoralidad. Sin embargo, eso no le exime de ser profundamente inmoral. Y no sólo no tiene conciencia de inmoralidad, sino que cree estar actuando en beneficio de Cordelia, su seducida. Para Johannes, las mujeres son objetos bellos que brillan en su máximo esplendor en la pasión amorosa. Sin embargo, una vez se han entregado, ese esplendor sólo puede iniciar su declive. Por ello, es entonces cuando deben ser abandonadas, porque nunca volverán a brillar en sí mismas con una luz tan poderosa. ¿Hay mayor inmoralidad que tratar a alguien como si fuera un mero “objeto”?

Por otra parte, ¿se vale Johannes del engaño? Por supuesto, aun cuando su engaño cobra más bien la forma de la ambigüedad. Él nunca confiesa abiertamente cuáles son sus creencias. Tampoco miente. Pero sabe perfectamente que Cordelia interpretará de sus palabras lo que ella quiere oír –un amor verdadero- y no lo que él mismo entiende por ellas –el amor que él siente por ella en la medida en que pretende elevarla a la culminación de su condición de mujer-. E incluso si no lo supiera, el error no dejaría de ser responsabilidad suya, puesto que debería haber deducido de las condiciones sociales de su época que ninguna mujer entregaría su virginidad para ser luego abandonada.

Más allá de ese otro sentido del término seducir al que apuntas, siempre he creído, atendiendo a esta figura trazada por Kierkegaard, que el prototipo del seductor lo era en cuanto intrínsecamente ligado al engaño, y sólo por ello inmoral, y no por ir en contra de cierta moral establecida. Si Casanova no engaña, no lo consideraría entonces un seductor.

A mí también me encanta polemizar ;)

NoSurrender dijo...

Bueno, yo me siento culturalmente más influido por el mito de Don Juan que por el de Casanova. Incluso, el apelativo "eres un Don Juan" siempre ha tenido para mí una carga más profunda y fatal que la de "eres un casanova", que se me antoja de una superficialidad total, tanto en la parte de las seducidas como en la de los seductores.

Espero el siguiente post, que seguro me enseñará mucho.

Besos!

Ventana indiscreta dijo...

En una maravillosa película, 'Anatomía de un asesinato' el tema del don Juan aparece en el momento de la vista cuando al camarero del dueño asesinado el abogado de la defensa (James Stewart)le pregunta:
- '¿Cómo llamaría usted a un hombre con insaciable tendencia hacia las mujeres?
- ¿Con qué?, le dice el camarero no pareciéndole una pregunta pertinente.
- Tendencia, deseo, gusto, pasión.
- Mujeriego, supongo. Por no llamarle imbécil.(El público de la sala echa a reír.)
- Pero, ¿de qué otro modo?, ¿qué otro modo?, prosigue el abogado.
- Don Juan.
- Otra cosa.
- Casanova.
- Eso se decía cuando se usaban fajas de ballena y tacones de garrucha, le acosa ya el abogado y le dice por sí mismo: -Nunca ha oído el término 'calentón'.

Lo que se puede inferir es la gran diferencia entre la clase de un don Juan o una antigualla como Casanova y el cutre-hombre ya no sólo inmoral o amoral sino también zafio y sin estilo.
Personalmente creo en el arte como seducción.

Por cierto, una dirección de interés: http://www.ar-revista.com/moda/ultima_moda/locas_por_los_zapatos/la_historia_paso_a_paso/(image)/0

Besos con paso firme.

-

Anónimo dijo...

Totalmente deacuerdo contigo, Antígona