29 de noviembre de 2008

SOS PARA QUINÍN

Dicen que su amo dice de él que es tan listo como un perro y que aunque no habla latín sí entiende el gallego. Así, dicen que en lengua vernácula, Quinín recibe las instrucciones de su amo y tal cual las cumple: da la pata, pastorea las ovejas, vigila la casa, alerta de los extraños o espanta las moscas. Y hasta también dicen que cuando su amo lo saca a pasear para deleite de la vecindad, se marca unos pasos de baile con sus brillantes pezuñas de claqué.
Les aclaro que Quinín es un lustroso y bien cebado gorrino y, como a todo cerdo, le ha llegado su San Martiño. Es por esto que, como ahora estamos en época de matanza, el amo de Quinín está de luto y se siente muy apenado porque no desea pasar a cuchillo al entendido animal.
Pero, ay amigos, el cerdo por lo que vale -y ya se sabe que de él hasta los andares-, y el amo de Quinín no puede seguir pagando la pensión alimenticia del marrano sin quitarle a su prole el pan de la boca. Esto, dicen que dijo. Y claro, me digo yo que estamos en tiempos de crisis, y entiendo que el buen hombre, puesto en tal tesitura, haya decidido abrir una cuenta corriente donde recoge dinero de los ciudadanos a cambio de conceder el indulto al preciado animal.
Por el alma del gorrino, aunque digo que “dicen que dijo”, no crean que les cuento un cuento. Esto que escribo es un sucedido. Pues de las tribulaciones del amo y habilidades del gorrino ha dado cuenta la televisión local, que aunque yo no fui testigo, me lo ha contado gente de bien y en la cual acredito, y entiendo que ahora yo soy tan responsable como cualquiera de la suerte del marrano. Por eso, como humilde narradora transmisora, se lo hago saber, que no quisiera yo dormir una noche más con el cargo de conciencia de no haber contribuido a la salvación del insólito cochino. Al fin y al cabo, la certeza más veraz que tengo es la que dicen que dijo el amo: Quinín vale más vivo que muerto.

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